Hoy se celebra en Twitter el
#díadelatortilla, una iniciativa promovida desde el blog
Olé tus fogones y yo, como buen degustador profesional de tortillas, con o sin patatas, en todas sus modalidades, no podía faltar con mi aportación personal.
Lo hago con una receta que servíamos en el Mesón La Infanta de Sevilla (que hoy día no existe como tal sino como restaurante propiamente dicho, trasladado a la calle Arfe), donde trabajé hace bastantes años, y era uno de los platos estrella.
(Aunque ya colgué la receta de la tortilla de patatas os la pongo aquí de nuevo con motivo del evento).
Espero que os atreváis a hacerla porque sobretodo gusta muchísimo a los niños.
Tiempo de preparación: 40 minutos
Dificultad: Baja
Ingredientes:
Para la tortilla:
1 kg de patatas
1 docena de huevos frescos
1 cebolla grande o 2 pequeñas
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Para esta receta le añadiremos 2 dientes de ajo.
Para la salsa:
1 cabeza de ajos
1 vaso de Aceite de girasol
1 cucharada de Aceite de oliva virgen extra
50 gr de mantequilla
3 cucharadas de caldo de pollo granulado
500 cl de brandy o vino blanco
Zumo de medio limón
1 cucharadita de Maizena
Elaboración:
Pelamos las patatas y las cortamos en dados. Pelamos y picamos la cebolla. Ponemos al fuego una sartén con bastante aceite y pochamos las patatas junto con la cebolla. Una vez que las patatas estén tiernas apartamos en un escurridor para que suelte todo el aceite sobrante.
En un bol batimos los huevos, echamos las patatas, los ajos picados muy pequeños, ponemos una pizca de sal al gusto y mezclamos.
Ponemos una sartén plana antiadherente en el fuego con una cucharadita del aceite donde hicimos las patatas. Una vez que la sartén esté caliente echamos la mezcla y cuajamos a fuego lento, moviendo en círculos para ayudar a que la tortilla no se pegue. En el momento en que empiecen a aparecer burbujas en los bordes de la tortilla ya podemos darle la vuelta. Para ello nos ayudamos con un plato grande y cuajamos la otra cara, también a fuego lento.
Cuando la tortilla esté cuajada por dentro podemos retirar del fuego. Reservamos.
Para hacer la salsa ponemos los ajos sin pelar, un poco machacados, en un cazo con un vaso de aceite de girasol, un poco de aceite de oliva y la mantequilla. Cocer a fuego lento hasta que los ajos estén dorados. Con mucho cuidado añadimos el brandy (o vino blanco), el granulado de caldo de pollo (si no tenemos granulado podemos usarlo en pastillas, que previamente hemos deshecho). Dejamos que hierva y añadimos el zumo de medio limón. Dejamos reducir 3 o 4 minutos. En un vaso con un dedo de agua diluimos la Maizena y la añadimos al cazo. Dejar hervir 2 minutos y retirar.
Para servir no tenemos más que cortar una ración de tortilla, colocarla en un plato y napar con la salsa.
Podemos decorar con perejil y con un poco de puerro frito o cualquier crujiente salado que hayamos preparado con antelación.